La Escuadra, el Compas y la Cuchara
VISITANTES
H.·. Lobo
2/15/202511 min read
Una simple célula.
Simple, teniendo en cuenta todo lo que vino posteriormente, pero compleja frente a todo lo que sucedió previo a ella.
La célula, inicio indiscutible de la vida tal y como la conocemos. Pero como todo sencillo,esconde al igual que hicieron las personas sabias que nos precedieron en sus enseñanzas alquímicas, una ingente cantidad de conocimiento que siempre da lugar a seguir indagandoen ella. De una simple célula surgieron las células complejas, las algas, los peces, los animales terrestres y los alados, y entre toda la marabunta de bípedos que se intentaron tener el ego de considerarse los dueños y herederos de la tierra, nos encontramos nosotros.El Homo Sapiens Sapiens. Seres que seguimos usando las pequeñas células de la levadura para algo tan nuestro como el pan.
Les invito, QQ:.HH:., a que se pongan cómodos, desaten los cordones de sus zapatos y el cinturón, relájense en sus sitiales, y disfruten una comida preparada como no, con cariño; consistente en un primer plato, segundo, y postre, todo ello regado por unos caldos y acompañado del omnipresente pan. Como masones que somos, nos debemos al conocimiento de nuestros antepasados y no podemos olvidar que la cocina es pura alquimia a nivel doméstico, sencilla, pero a la vez compleja de dominar, donde mediante procesos térmicos, control de tamaños y agregados, se puede llegar a obtener algo cercano a un crisol lleno de placer, ayudando a alcanzar un egregor muchas veces difícil de explicar a alguien ajeno a esa experiencia.
Mi madre, señora experta en lanzamiento de zapatilla y también certera con sus enseñanzas, me enseñó que no hay que fiarse de nadie a quien no le gusten las croquetas.
Explicare esto mientras comenzamos con los entrantes del por qué y del cuándo.
Es indiscutible que la humanidad ha tenido toda su historia íntimamente ligada a la alimentación. Desde que la especie homo comenzó a dar sus primeros pasos, laitinerancia y la búsqueda constante de alimentos nos ha llevado a protagonizar como especie, una de las mayores migraciones y expansiones por casi todos los lugares del planeta. Me arriesgaría a decir que pocas especies superiores han colonizado zonas tan extremas y variadas como las que ha habitado el ser humano.
La comida y su preparación, nos permitió una evolución cerebral convirtiéndonos en los que somos, de acuerdo a la hipótesis del primatólogo Richard W. Wrangham, que, en 1999, realzaba de forma creativa el papel del fuego en la historia evolutiva humana, bajo el nombre de Hipótesis del cocinado, donde sugería que cocinar los alimentos cambió nuestra senda evolutiva. Sea como fuere, los seres humanos somos la única especie que piensa y habla acerca de los alimentos; los únicos que establecemos normas, reglas y prohibiciones con respecto a lo que se come, cuando se come, su modo de preparación, su forma de consumo, elegir la compañía, e incluso donde y en qué orden tomar cada alimento y bocado. Organizamos la ingesta en acontecimientos alimentarios socializados y estructurados en ritos de comensalidad, cuya función primordial es estrechar las relaciones de los miembros del grupo. “Comensalidad” refiere “Quienes comen en la misma mesa”, los que toman ritualmente el pan en común, los que se convierten en compañeros (cum panem), promoviendo la recuperación de las fuerzas, el esfuerzo de sus vínculos sociales o fundando comunidad. Este concepto proviene entonces de las ciencias sociales y remiteal hecho de comer y beber juntos alrededor de la misma mesa.
Decía Maffesoli, padre de la sociología de la vida cotidiana, en 1990, que la comida en común constituye un medio universal para expresar sociabilidad e igualdad. El hecho de comer trasciende su aspecto nutritivo para revestir connotaciones sociales y ceremoniales, ya que la mesa es el lugar de convivencia, y la comida es la técnica simbólica; una metáfora de la socialización intimista que establece esta comunión en los momentosfestivos. La solidaridad y la cooperación en el acto de comer son algunos de los aspectos que marcan la diferencia en el paso de la animalidad a la humanidad. Es el espaciosimbólico en el que el grupo social comparte y transmite sus valores y sentidos sociales, es decir, su identidad cultural. En la comensalidad se establecen, refuerzan y reeditan en cada comida las relaciones que sostienen a la familia y a la sociedad. A través de ritualesculinarios, la comida se convierte en un vehículo para la celebración, la conexión social y la transmisión de herencia cultural. En distintas culturas alrededor del mundo, estas ceremonias ocupan un lugar destacado, sirviendo como expresiones tangibles de identidad y cohesión comunitaria. Explorar las comidas ceremoniales es adentrarse en las raícesmismas de una cultura, permitiendo comprender la importancia de la alimentación más allá de la nutrición, como un componente vital de la experiencia humana. Desde la elección de ingredientes hasta la forma en que se preparan y se consumen, cada detalle de una comida ceremonial está impregnado de significado cultural y simbolismo,enriqueciendo la comprensión de las creencias y valores de una comunidad. Las fiestas,definidas como hecho social total, históricamente se han organizado siguiendo un calendario basado en momentos agrícolas en una celebración cíclica de expresión ritual y simbólica. Nacimientos, cumpleaños, bodas, funerales, cosechas,… todo contribuye asignificar el tiempo y a demarcar el espacio tal como indica Mircea Eliade, estableciendo elrito, el mito y el símbolo (¿alguien ha mencionado algo de comer las uvas en nochevieja?). En ella se sitúa, en oposición al tiempo ordinario y a la vida cotidiana, y establece unarelación dialéctica, paradójica y contradictoria, entre lo sagrado y lo profano, la ceremoniareligiosa o cívica y lo lúdico, la celebración y la rutina, las dimensiones de lo público y de loindividual. Sus objetivos pueden dirigirse, entre otros, a crear y sostener alianzas cooperativas y vínculos de solidaridad social, movilizar trabajo, reforzar el nexo con dioses y ancestros, resolver disputas y reconciliar, renovar o revocar liderazgos, solicitar favores e incluso sancionar y castigar determinados comportamientos (castigado a pan y agua).Suelen ser, por lo tanto, escenarios de poder garantizados por el carácter reiterado de los eventos que conmemoran. Ello contribuye de nuevo a la toma de conciencia y a la creación de identidad colectiva.
¿Verdad, QQHH, que esto que digo no nos es indiferente?, ¿acaso no reflejamos estomismo en nuestros ágapes y rituales asociados a los mismos? El lenguaje usado “salvas”, “pólvora”, el orden de la palabra, el uso ritual del aceite, trigo y vino, entre otros. etc, queda reflejado en la frase de Goethe “Comer acompañados es una acción simbólica de la unión”. Nuestro ágape, término derivado del griego agape (amor, amistad), usado por los primeros cristianos para las cenas litúrgicas fraternales, al igual que los judíos en sus reuniones religiosas llamadas haburot, es originariamente un viaje por los cuatro elementos: la Tierra (carne, legumbre y fruta); el Agua (bebidas); El Fuego (alimentos cocinados); y El Aire (charlas y planchas leídas).
Pero esto no se queda únicamente circunscrito aquí, sino que proyecta nuestros trabajos en torno a la máxima masónica “lo que haces, te hace”, como referente a que aquello que llevas a cabo, termina teniendo un eco permanente en tu persona; Y su complementario“Conócete a ti mismo”, como principio regulador que empuja a buscar los fundamentos de la propia existencia y trayectoria vital. Por tanto, el conocimiento y la acción, han de ir de lamano. Si extrapolamos esto a la alimentación, nos encontramos el símil,
“eres lo que comes”, frase acuñada en 1804 por el filósofo alemán Ludwig Feuerbach argumentando que la comida se convierte en sangre, la sangre en corazón y cerebro; y éste en foco de pensamientos y emociones. La comida humana se transforma en la base de la cultura y el sentimiento, así como la medicación del cuerpo, tal como formuló elmédico griego Hipócrates, en el año 460 A.E. “Que la comida sea tu alimento y el alimento tu medicina”.
Así que, si quisiéramos cumplir con nuestra promesa masónica de proyectarnos paramejorar la sociedad, deberíamos también empezar por proveernos de una mejor nutriciónmediante el conocimiento culinario, sin descuidar obviamente el sistema de valores, ya quecomo reza la frase bíblica “No solo de pan vive el hombre”, reflejo teocentrista de nuestra propia ritualidad gastronómica humana. Tener la barriga llena y las necesidades básicassatisfechas, ha sido, es y será la piedra cubica en la que asentar todo crecimiento humano.Filosofar y plantearse mejoras personales y sociales, se convierte en algo casi imposible cuando se trabaja de sol a sol para lograr el sustento diario necesario. Y esto nos retrae de nuevo a la hipótesis del cocinado, ya que, al aplicar fuego a los alimentos, éste ablanda las fibras más duras, libera los sabores y acorta el proceso de masticar y digerir, siendo el 100% de los alimentos cocinados metabolizados por nuestro organismo, mientras que los alimentos crudos nos proporcionan solamente entre el 30 y el 40% de sus nutrientes. Estopermitió a nuestros antepasados gastar menos tiempo en buscar y digerir alimentos, y proporcionaba más energía para cerebros más grandes y más tiempo disponible parapensar cómo cazar, como vivir, desarrollar el arte, la cultura, la religión y la guerra… Cualidades que hoy en día nos hacen ser como somos. Se produjo un proceso llamado encefalización (Herculano-Houzel, 2013) y nuestro cerebro acabó siendo mucho más grande de lo que nuestro cuerpo cabría indicar, ya que cuando tener un cerebro grande dejóde ser un problema, se convirtió en una ventaja. Cocinar fue por tanto una ayuda para obtener nutrientes de forma sencilla.
Como segundo plato, tenemos Rituales. Marvin Harris, gran antropólogo planteaba que eso precisamente es lo que nos define como humanos. Sus obras, “bueno para comer” o “Vacas, cerdos, guerras y brujas” entre otras, siembran las semillas de un Materialismocultural, basado en la premisa simple de que la vida humana es una respuesta a los problemas prácticos de la existencia terrenal. Así Harris expuso teorías sobre qué estilos de vida aparentemente irracionales e inexplicables, tenían su origen en explicaciones prácticas y materiales como las condiciones ecológicas y tecnológicas, frente a lasespirituales o mitológicas, construyendo un origen racional de los tabús alimentarios, considerando los costes y beneficios que proporciona ese alimento y laexistencia, o no, de alternativas más eficientes. La importancia de todo ello ha sido tal, quelos humanos, como seres creativos que somos, hemos diseñado dioses específicos para el alimento, con sus deseos y prohibiciones, con sus productos exclusivos y sus alimentos “donados” a la humanidad; así existe un enorme repertorio de dioses de la caza, dioses de la agricultura, dioses de la elaboración, dioses de la degustación. La diosa Ninkasi, madre mesopotámica de la cerveza; el dios Quetzalcoatl, padre del cacao; Dionisio, el dios del vino y la celebración; Baco y su copa de vino; Ceres, diosa de la agricultura, asociada al grano y al pan; Deméter y Perséfone, organizando el ciclo de las estaciones, la fertilidad y los productos de la tierra; y así un largo etcétera, todo enmarcado por los propios alimentos, como la ambrosía, alimento de dioses que otorgaba la inmortalidad; el néctar, bebida divina en la mitología griega; de nuevo el cacao, en su nombre científico Theobroma Cacao, que significa en griego “alimento de los dioses”; Las ofrendas de comida y bebidaacompañaban a una parte importante de los antiguos rituales religiosos, como forma de buscar el favor y protección de los dioses, al igual que el aclamado Pan y Circo romano buscando la paz social, o el pan y sangre de Cristo del rito cristiano, en aras de la hermandad y el recuerdo. En esencia, hacemos lo que hacemos porque así nos lo enseñaron, aunque su origen se haya diluido con el tiempo. “De aquellos polvos, estos lodos”, como dice el refrán.
La comida por tanto adopta un papel de eje en todos los aspectos de la sociedad al ser el elemento más necesario para nuestra existencia. Al ofrecérsela a otra persona se demuestra preocupación e inclusión, coqueteas en torno a un café, arreglas el mundo en torno a una cerveza, celebras con pasteles. Estamos constantemente inmersos en un Banquete Mitológico, aunque no tengamos claro su origen. El ritual nos acompaña a pesarde nuestra ignorancia sobre él, es decir, ejecutamos un baile sin música, sin saber que estamos sometidos a la propia coreografía, y pobre de ti como no lleves el compás con elresto. En el momento en que lo observamos desde la distancia, visitando por ejemplo otras casas, sociedades o culturas, ponemos de manifiesto el ritual adquirido con un “anda, en mi casa se hace de otro modo”, “siempre es mi tío Antonio el que hace el solomillo” “mimadre siempre mete el dedo en la nata del pastel”.
Et voila.
Se hizo la luz.
No te fíes, por tanto y como dice mi madre, de alguien a quien no le gustan las croquetas.Porque forman parte de nuestra idiosincrasia, de nuestra cultura, de
nuestra cohesión social, del yo frente al otro, del sabor de la cocina de amatxu, del recuerdode su olor, besos y abrazos, de “la primera croqueta es para quien mejores notas saque” marcando una lucha titánica entre hermanos por ser el “Vindicem croquettes”, el ganador de las croquetas. Trasciende, una vez más, el contenido del continente. Los rituales culinarios con recetas familiares son mucho más que simples prácticas de cocina; son tradiciones y experiencias compartidas que enriquecen nuestras vidas, que unen generaciones, evocan recuerdos y celebran la identidad cultural. En cada plato se esconde una historia, un legado que se transmite de abuelos a padres y de estos a hijos, creando un vínculo especial a través del sabor, olor y ejecución.
Llegamos QQ:.HH:. al postre, para el que siempre hay sitio en el estómago, donde la alquimia culinaria adquiere su máxima expresión, creando un fuerte vínculo entre cocina y espiritualidad. La cocina, con su ritmo y requerimientos, ofrece un terreno fértil para lapráctica de la meditación en el “aquí y ahora”. Al cocinar, nos vemos obligados a estar presentes en el momento, atentos a la tarea que tenemos entre manos, con una atención plena a múltiples detalles. Se produce una preparación consciente, eligiendo losingredientes y su origen, pesando y midiendo cantidades, eligiendo y usando adecuadamente los pucheros, sartenes u horno; se enfocan los sentidos, prestando atención a los colores, texturas y olores, observando las reacciones de emulsión o pardeamientos no enzimáticos como la reacción de Maillard; se asumen los errores comoparte del proceso de creación, y se ritualiza el momento poniendo música, acompañando elguiso con un vermut, o abriendo ese cuaderno donde apuntaste la receta que te pasó aquella amiga hace años; y como colofón, queda el compartir, con uno mismo o con otros, el tiempo invertido y su resultado como acto de amor. La cocina se convierte en un lugar deserenidad y significado, un templo, donde cada plato es un acto de intención, dedicación y ofrenda.
Como conclusión a esta opípara ingesta ritual, como fin a este instante de reunión, a estapausa en el caos del día a día, me gustaría que quede el sabor del último bocado obtenido del momento donde son válidas todas las excusas para tomar un café, para hablar ycompartir, para sentarse en una mesa y pasar un rato de intimidad entre iguales. Somos animales gregarios, y tendemos a buscar momentos de socialización, aunque hoy en día sevean atacados por el utilitarismo y la necesidad de consumo de este mundo que nos lleva a hacer sólo aquello que nos reporte un potencial beneficio, perdiendo el valor comunitario. Comemos frente al televisor y nos dormimos frente a un teclado, compramos al por mayorsin analizar el origen del producto, y lo cocinamos lo más rápido posible no sea que me pierda la serie de la tele. La vorágine nos invade por aprovechar cada segundo para desconectar, para no pensar, vaciando la mente con el alcohol, evitando enfrentarnos al mundo.
Tal vez la solución sea recuperar el poder de los rituales, la magia de los cuidados mutuos. La simple felicidad de pasar el día con la gente querida, comiendo, hablando, tomando uncafé, disfrutando de tocar un instrumento. Sin más pretensiones que las de estar ahí, pasando el tiempo.
Por tanto, QQ:.HH:., felicitando por su versatilidad a la “simple” célula que nos permitió serlo que somos y hacer pan, quisiera terminar esta plancha haciendo un guiño amable de unamás que conocida frase, pero adaptada a nuestro aquí y a nuestro ahora, con todo eltrasfondo histórico, emocional y cultural que lleva a sus espaldas cada palabra: “tomad y comed todos de él, porque estos son profiteroles de crema… y nos han quedado riquísimos”.