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¿Qué es la Masonería?

Descripción de la publicación.

J.O.

J.O.

10/9/20245 min read

persons hand with white manicure
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El título de esta plancha que me ha sido sugerido por nuestro Venerable Maestro necesita algunas precisiones para no caer en un imperdonable exceso de confianza.

El verbo "ser" está lleno de equívocos que es preciso aclarar. Por suerte en español tenemos dos verbos —ser y estar— para referir lo que en otros sólo tiene una forma verbal.

Una primera y realista interpretación «de lo que es» viene dado por el verbo "estar", y se refiere "a lo que hay", a lo "estante"...como cuando te preguntan ¿Cómo estás? En este sentido del ser como "existente" en masonería hay de todo, y para explicar la masonería realmente existente tendríamos que hacer un largo y contradictorio repaso a las diferentes historias, y peripecias que las Logias masónicas han vivido en los diferentes países y en diferentes momentos históricos. Ese repaso no está a mi alcance en este momento y me voy a centrar en el ser de la masonería entendido como "esencia", o sea, como "proyecto", como "intención" y como "posibilidad". como cuando nos preguntan ¿Quién eres?

Advertencia obligada: todo lo que pueda decir en esta plancha no deja de ser el fruto de una experiencia y de una reflexión personal que sólo vale como tal y que no representa ningún pensamiento o doctrina oficial.

Mi experiencia en Logia discurre desde junio de 1981. Entre 1981-1992 trabajé en la Respetable Logia La Tolerancia (Bilbao) Rito Escocés Antiguo y Aceptado, auspiciada en su origen por el Gran Oriente Español Unido y posteriormente por la Gran Logia de España. De 1993 a 2024 trabajé en la Respetable Logia Manuel Iradier (Vitoria) Rito Escocés Antiguo y Aceptado; y desde 2024 en adelante espero trabajar en la Respetable Logia Europa (Vitoria) que pretende contar, como rito acumulado, con patente del Rito francés (Groussier), ambas al Oriente de Vitoria-Gasteiz y ambas auspiciadas por la Gran Logia Simbólica Española.

Lo visto y experimentado durante este tiempo me demuestra que en contra de lo que muchos suponen —aunque existen en ocasiones planteamientos doctrinarios entre los hermanos y hermanas, todos podemos incurrir en esa debilidad— la masonería, al menos en mí experiencia, bajo los auspicios de la Gran Logia Simbólica Española, no se formula como una doctrina, sino como un método o camino; aunque delimita un marco ético de referencia fundacional desde 1723— Bondad, Lealtad, Honor y Probidad (artículo 1 Constituciones de 1723)—, enriquecido desde 1877, por los valores cívico-sociales de Libertad, Igualdad, Fraternidad, (Gran Oriente de Francia),y por El Manifiesto de Atenas,[1] en el umbral del siglo XXI. A partir de esos linderos la francmasonería de la Gran Logia Simbólica Española no es una doctrina sino un filosofar, una tarea, que se desarrolla dualmente, por un lado, en diálogo íntimo con uno mismo, y por otro en diálogo relacional con los otros en su diversidad. Masonería no es masonismo, que sería el nombre que le correspondería si fuera, en efecto, una doctrina ya definida y obligada; es más bien una actividad, un apalabramiento constante, que hace referencia a una acción, no en abstracto sino de manera característica: la construcción.

He conocido en Logia tres esquemas interpretativos de la simbólica masónica, y un último marco más reciente que podría estar en curso:

– (1) Un marco interpretativo tradicional –con raíces filosóficas grecolatinas– que puede vincularse con el pensamiento gnóstico-neoplatónico. Desde esta interpretación el sentido de los ritos masónicos es un trasunto del mito de la caverna platónica que representa nuestra condición humana como un encadenamiento a una realidad material e histórica de sombras que sólo de manera imperfecta reflejan el mundo luminoso de las Ideas Arquetípicas que habitan la mente Divina, el Sumo Bien. El filósofo, para mí más interesante de esta escuela sería el humanista Pico della Mirándola (1463-1494) que escribió la Oratio de hominis dignitate, que ha sido señalada como un manifiesto del Renacimiento, y constituye un texto fundamental del humanismo de todos los tiempos, así como de la llamada «reforma hermética», [2]que tiene también su vertiente cabalística.

–(2) Otro marco interpretativo sería el racionalismo ilustrado representado por el pensamiento de Immanuel Kant (1724-1804) que expone de manera sencilla el alcance moral y filosófico del proyecto ilustrado en su opúsculo ¿Qué es la Ilustración?, y desarrolla su racionalismo filosófico en la Crítica de la razón pura y la Crítica de la razón práctica.

En este marco la naturaleza racional del ser humano funge como clave del entendimiento del hombre y de la sociedad. Kant sienta las bases del moderno concepto de autonomía, entendida como una dimensión de la razón que facilita al ser humano la posibilidad de pensar y de pensarse, por tanto, de darse normas éticas a la luz de la razón práctica. La autonomía se alcanza desde la voluntad de querer poseerla, y del ejercicio de nuestra razón. Kant propone una ética autónoma pero no arbitraria sino sometida a la razón, basada en el deber por el deber, que a su juicio es la única ética que merece ese nombre.

La autonomía (moral y política) ha pasado de ser un ideal en sí mismo a convertirse en la base de las sociedades democráticas y liberales, pues solamente desde la —problemática— autonomía personal se puede hacer uso de la autonomía política que fundamenta la idea misma de democracia parlamentaria.

– (3) El marco interpretativo del simbolismo masónico, que, a mi juicio, mejor se compadece con la filosofía contemporánea es el existencialismo que traduce de manera precisa el dictum de los mazones operativos de la Edad Media «lo que tú haces, te hace» en línea con la formulación en la que Sartre condensó su filosofía: «La existencia precede a la esencia».

El primer filósofo que merece el nombre de existencialista es el danés Soren Kierkegaard [3] [4] .Ortega y Gasset en sus Meditaciones del Quijote de 1914, ya planteó con su propio lenguaje el principio del «ser-circunstanciado» que es anticipo del «ser-ahí» de Heidegger. Los filósofos publicistas del existencialismo serían Jean Paul Sartre [5] y Simone de Beauvoir[6] , pero su formulación más original y elaborada está en Ser y Tiempo de Martin Heidegger (1889-1976) que rechazó en su Carta sobre el humanismo identificarse con el existencialismo de Sartre por considerarlo subjetivista. Heidegger se aparta del activismo de Sartre y destaca la importancia de lo que él denomina la «casa del lenguaje», pero el lenguaje no es para Heidegger un mero instrumento de comunicación, sino la posibilidad misma de «habitar» la palabra en tanto que verdad del ser.

– (4) Cabe otra aproximación filosófica a la masonería a través de la obra de Friedrich Schleiermacher (1768-1834), que hace de la interpretación la forma propia de la mirada humana sobre el Mundo y sobre sí mismo, representado en su versión más elaborada en la hermenéutica filosófica de Hans-Georg Gadamer [7](1900–2002), conocido por su obra Verdad y método (Wahrheit und Methode).

Como referencia hermenéutica quiero destacar la figura y la obra[8] de Andrés Ortiz-Osés[9] (1943-2021[10]) profesor titular de Antropología filosófica en la Universidad de Deusto, fundador de la hermenéutica simbólica, [11] reivindica la razón-sentido[12]: «La razón clásica se convierte en razón-sentido, una razón sensible o sensual propia de una filosofía sudista, latino-mediterránea e hispano-americana, caracterizada por una razón afectiva».

Estos marcos interpretativos no son incompatibles entre sí y pueden combinarse de diferentes maneras. He dicho. JO